Restauración

 

En muchos contextos andinos, los bosques de montaña han sufrido una rápida conversión a pasturas exóticas invasivas que representan grandes barreras ecológicas y socio-económicas para la regeneración natural y la restauración. Bajo ese marco, la MCA en conjunto con CONDESAN y la Fundación Imaymana vienen trabajando en el Noroccidente de Pichincha en temas de restauración desde hace algunos años, entendiendo la restauración desde su “enfoque más amplio e integrado donde el paisaje es el escenario que alberga la diversidad de ecosistemas, necesidades, problemas y soluciones del colectivo. En este escenario, la práctica de la restauración cumple diferentes roles y objetivos, tanto de conservación de los ecosistemas naturales, como para fortalecer la producción sostenible, buscando un equilibrio entre cuidado de los recursos naturales y bienestar social” (Duarte, 2020).

El enfoque establecido fue de lo particular a lo general, es decir, se partió del desarrollo de diversos ensayos experimentales para generar lecciones aprendidas que puedan generalizarse y constituirse en una guía a diferentes escalas. Durante 3 años se evaluaron los efectos de algunas estrategias en términos de efectividad, densidades, necesidades de mantenimiento, costos y sostenibilidad financiera. A partir de esa evaluación, se pudieron obtener aprendizajes importantes como: la identificación de barreras para la restauración, conocimiento de dinámicas sucesionales de cada ecosistema, especies aptas para cada ecosistema, funcionalidad de los arreglos espaciales, mecanismos de éxito, incentivos para el propietario, entre otros (Duarte, N. et al 2018). Esta experiencia permite contar con una base sólida para impulsar procesos de restauración a escalas mayores.

Cabe también destacar que, en alianza con el Ministerio de Ambiente, en las parroquias de Nanegal, Gualea, Mindo y Nanegalito se realizó un monitoreo de áreas intervenidas dentro de la primera fase de su Programa Nacional de Restauración Forestal (PNRF), para conocer aciertos y desaciertos con el fin de mejorar intervenciones futuras. Dentro de los aprendizajes más importantes se identificaron la necesidad de mejorar el modelo de gestión y de planificar al inicio, actividades adecuadas de mantenimiento posterior a la siembra, entre otras (Terán – Valdez et al. 2018).

A partir de estos aprendizajes, se apoyó el desarrollo del modelo de gestión para la implementación del Plan Nacional de Restauración Forestal 2019 -2030, que tiene el objetivo de restaurar 30.000 hectáreas. Apunta a implementar procesos institucionales adecuados y establecer mecanismos que faciliten la integración de acciones de restauración en la planificación territorial local. En esta nueva propuesta se incluyen a nuevos actores interesados, se involucran actividades con mayor pertinencia para los pobladores (producción), se promueven actividades de fortalecimiento de capacidades locales, se vinculan principios de ancestralidad y se establecen mecanismos de monitoreo a través de una plataforma virtual de seguimiento territorial.